miércoles, 22 de octubre de 2008

Escuchar: Una forma de demostrar que sí te importa ...


Los investigadores estiman que el 70 por ciento del tiempo del tiempo que pasamos despiertos lo hacemos comunicándonos con los demás: hablando, escuchando, leyendo o escribiendo. Treinta y tres por ciento de ese tiempo lo dedicamos a hablar y 42 por ciento a escuchar. Puesto que una enorme porción de nuestro tiempo la pasamos escuchando, este hecho cobra importancia primordial en nuestra vida.

Errores que se cometen al escuchar

La habilidad mediocre de escuchar surge de los malos hábitos. De estos destacaremos dos de los más irritantes:

Interrumpir. Este mal hábito - cuando se trata de escuchar - es el más detestable. Las personas que interrumpen no prestan atención pues se pasan el tiempo ideando su respuesta esperando la fracción de segundo cuando puedan interrumpir. Es posible que la interrupción, cuando surge una idea, sea una tendencia humana. Pero tienes que aprender a permitirle a tu cónyuge que termine de decir lo que está diciendo, no importa cuan aburrido sea. Los sanguíneos, en particular, tienen problemas con esta cuestión de interrumpir, ya que cualquier cosa que se diga les recuerda una historia que "tienen" que contar de inmediato, ¡inclusive en medio de la tuya!

No mirar a los ojos. Este es el segundo desatino más desagradable de parte de la persona que debe escuchar. Por lo general Harry (esposo de Nancy) es bueno para escuchar. Sin embargo, hace poco lo detuve en el pasillo para compartir con él algo de importancia. Mientras le hablaba, él miró más allá de mí y cerró un ojo un poco, obviamente tratando de ver si algo en su línea de visión no estaba torcido. Yo dejé de hablara mitad de la oración. No podía, ni quería seguir hablando sin que me mirara a los ojos.

No mirar a los ojos indica falta de interés, falta de confianza y produce la impresión de que a la persona no le importa lo que su cónyuge le está diciendo. En una relación que se está deteriorando, la pareja raramente se mira a la cara. La magia de mirarse a los ojos ha desaparecido. Algunas parejas se pasan semanas y hasta meses completos evitando el contacto de los ojos. No mirarse a los ojos se usa como un castigo y para mostrar desagrado. Es cruel rehusar conscientemente mantener el contacto visual con el esposo/a. Los que están envueltos en una relación que ha comenzado a deteriorarse y los que desean convertirse en personas que saben escuchar, harían bien en empezar a restablecer la intimidad mediante el contacto de la mirada. Ambos lo apreciarán.

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